martes, 30 de junio de 2009

La Ertzaintza retira de las calles la propaganda de ETA

Esto está ¡bien, muy bien! Pero hay que seguir avanzando y terminar completamente con la impunidad del nacionalismo étnico y del terrorismo etarra. Para terminar con su imposición política y social.


Por Eduardo Madroñal

No hay mejor respuesta a las palabras de Urkullu, presidente del PNV, intentando cortar las críticas sobre la falta de actividad de la policía vasca contra ETA y su entorno político. La Ertzaintza ha empezado a retirar de las calles, comercios y lugares públicos de Euskadi toda clase de pancartas, símbolos, carteles, fotos o cualquier imagen que haga propaganda de ETA. En los últimos días, han incautado diversas pancartas y fotografías de presos etarras en tabernas y casetas en zonas de fiestas locales que las organizaciones políticas de ETA tienen en Santurtzi. Ha detenido en San Sebastián a dos personas por colocar pancartas. Ha obligado al Ayuntamiento de Mondragón (Guipúzcoa), a retirar carteles homenajeando a etarras. Esto está ¡bien, muy bien! Pero hay que seguir avanzando y terminar, completamente y en todos los órdenes, con la impunidad del nacionalismo étnico y del terrorismo etarra.

Algunos medios, que siempre destacaron por su connivencia con el nacionalismo obligatorio y excluyente, que representan el "progresismo" por antonomasia, han expresado su preocupación por el posible "malestar" del PNV ante los elogios a la primera respuesta de firmeza democrática realizada desde las instituciones vascas ante un atentado de ETA. Esta conducta ejemplar de las instituciones y organismos vascos ha sido el resultado del cambio iniciado tras haberse desalojado a Ibarretxe y a su camarilla étnica de Ajuria Enea. 
  
De no haberse dado esos cambios en la presidencia del Parlamento vasco, en la EiTB (la televisión vasca), y en la Ertzaintza, la televisión pública vasca no hubiera retransmitido, por primera vez a todos los hogares de Euskadi, la ceremonia donde la viuda de Eduardo Puelles, héroe, como su hermano, con toda justicia y fortuna, le ha denominado, ha dicho las verdades, con palabras cargadas de dolor y de ira, verdades dichas ante centenares de miles de personas. 
  
Este es su profundo miedo. Que se haya empezado a decir en voz alta, públicamente, lo que sólo se decía en voz baja, en pequeño círculo. Que se pueda seguir diciendo. Y que cundan y calen esas verdades en los sectores sociales vascos que todavía están narcotizados y silenciados con el veneno étnico inoculado todos estos años. Lo que llevará al PNV a perder su hegemonía política y social, porque el rechazo a los terroristas se trasladará también a los que han condescendido con ellos. 
  
Respecto a la Ertzaintza, hay dos cosas claras. Una, los hechos van a demostrar qué buenos resultados obtiene la policía vasca en la lucha contra ETA y su entorno. Ya ha empezado a verse algún resultado, con sus intervenciones contra las actividades del entorno etarra, que hasta ahora no se hacía. Dos, si acabar con ETA y sus actividades terroristas en el País Vasco era el objetivo prioritario de la Ertzaintza, la policía autónoma vasca, sólo se tiene que aportar los datos  sobre cuántos comandos de ETA ha desarticulado; cuántos miembros de los grupos organizados para quemar autobuses y aterrorizar a sus ocupantes, organizados para incendiar oficinas y comercios poniendo en peligro las vidas y los hogares de los vecinos, organizados para crear el caos y todos los destrozos posibles en las calles vascas, han sido detenidos; cuántos de estos miembros han pasado impunemente del terrorismo callejero a formar parte de los comandos de ETA.

Que la Fiscalía General del Estado se ponga a investigarlo. Si resulta que existían órdenes y actividades para impedir la actuación de la Ertzaintza contra ETA y su entorno, la justicia debe actuar para que respondan quienes desde el gobierno vasco han ayudado a prolongar el sufrimiento y el dolor del pueblo vasco, en nombre de un "conflicto político" del que tantos y tan buenos réditos políticos y electorales han sacado durante décadas.


miércoles, 24 de junio de 2009

Vascos e inmigrantes

Todo sociólogo sabe que por mucho que se empeñen en llamar ciencia a este tipo de sondeos no deja ser más que tratar de valorar una realidad que siempre implica un punto de vista en su resultante y la propia elaboración de las preguntas.

Frente a al titular de algún periódico que resalta como se acentúa el recelo al inmigrante, es importante situar esta cuestión como un problema de clase, no como de dos bandos que ya sitúa la entrevista.
 
Lo primero situar el problema en que la primera realidad para que se mantenga la consideración de inmigrantes es la política del estado en cuanto a inmigración. Convertir en un privilegio el tener los deseados papeles, cuando llevamos años (hasta ahora) que ha habido una gran cantidad de puestos de trabajo en la construcción, en los servicios y en el campo que no podían suplirse sino es por la llegada de estos trabajadores. Deseados papeles que actualmente su consecución es poco más que una quimera, fruto del endurecimiento de las leyes.
 
Así pues el dato que más se resalta de la encuesta, es que los vascos no tienen ninguna percepción subjetiva contra los inmigrantes, que el apoyo a que tengan acceso a servicios como la sanidad y la educación para todos aún si estar regularizados es de un 66,7% y un 59,7% respectivamente.
 
Para el resto de asistencias (asistencia jurídica, ayudas sociales, voto…) se incrementa la posición de la necesidad de que estén regulados para su aprovechamiento, dispongan de derechos y deberes, y coticen como todos. Naturalmente.
 
En cuanto a ver la inmigración como un problema tan solo lo recoge un 12,9%, frente al problema del paro (82,2%), ETA (38,7% y la vivienda (29,2%)
 
La misma explicación tiene el que exista una percepción del 68,5% de que los inmigrantes se benefician en exceso del sistema de protección social. Piden igualdad. Y es que aquí en Euskadi es cierto que hay algunos colectivos de inmigrantes, fundamentalmente africanos que gozan de una gran cantidad de ayudas sociales.
 
Diferencias que se dan dentro del mismo colectivo, ya que puede resultar más rentable vivir de las ayudas que trabajar.
 
En definitiva, a pesar de la cantidad de divisiones que se trata de generar en la población inmigrante y autóctona por parte de las instituciones, sindicatos que no los incorporan al movimiento obrero etc. La relación subjetiva entre unos y otros es buena.
 
De lo que se debería hacer un estudio es de qué porcentaje de parejas mixtas se están creando en Euskadi. De las que cada vez se ven más y más, en las ciudades, barrios obreros y populares por supuesto, donde más roce tienen, pero también en pueblos.